Hoy vamos a aprender a hacer tres disfraces típicos y que no pueden faltar en Halloween.
Momia
Ese disfraz es sencillísimo. Debes vestirte del mismo color, de rojo o amarillento. Tiene que ser ropa ajustada y con pantalones
Luego tienes que hacerte con muchas vendas y alguien que te ayude a cubrir tu cuerpo de vendas. Si le dedicas tu tiempo quedará muy bien.
La cara no es necesaria cubrirla de vendas, mejor píntatela de un color amarillento y con ojeras en negro.
Zombie
Necesitas un pantalón muy viejo, uno que tengas más bien para tirar, lo ideal es que esté sucio y gastado, así que para conseguir ese efecto lo mejor es que lo rompas un poco, le hagas algún que otro agujero y lo manches con pinturas.
Unas dos o tres camisetas viejas y también roídas, acompañadas de una sudadera vieja o cazadora vaquera roñosa serán el complemento perfecto.
En los pies ponte las zapatillas o deportivas más gastadas que tengas.
En cuanto al rostro es fundamental que te pintes de color amarillento para conseguir ese aspecto moribundo y no te olvides de pintarte unas ojeras de color negro. Puedes con una barra de labios manchar tu boca, como si acabarás de comerte algún humano.
El pelo debes despeinártelo tanto como puedas. Si tienes la melena larga no dudes en cardártela y enredarla.
Puedes darle cierto volumen y darle un aspecto sucio aplicándote en exceso una gomina y de paso así fijar el peinado.
Fantasma
Es el disfraz más sencillo del mundo, pero perfecto para la noche de Halloween. Necesitas una sábana vieja que te cubra todo el cuerpo, de color blanco a poder ser. No te olvides de hacer los agujeros para los ojos!
Y desde luego ponte una cadena en el pie.
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